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"Estuve 27 años casada con él, pero un día dije: ¡hasta acá llegué! Era un sábado y había una fiesta. Él nunca me había sacado para ir a una fiesta, así que yo se lo exigí y fuimos. Estuvo bebiendo, y por un desacuerdo me pegó en frente de sus amigos, me sentí tan humillada que decidí dejarlo".
En ese momento, ella se quiebra y rompe en llanto. Betty no sufre por estar sola, le duele su pasado.
"Fue por el año 1995, cuando me enteré lo que pasaba. Fue mi comadre la que me advirtió de esto.
Lo que más me afectaba era que yo siempre daba, a pesar de todo lo trataba bien, le servía, siempre con la esperanza de que él cambiara, pero nada, él seguía con los golpes
Ramón, abusaba de mi con frecuencia y me agredía. Pensaba que todo era parte del juego que él me había enseñado. Lo que pasa es que yo compartí toda mi vida con él, fue mi primer novio, y me mostró como era el mundo, que había allá afuera, entonces todo le creí".
Moretones en sus brazos son los indicios principales que muestran mal trato en su relación.
"No todas las mujeres tienen el coraje para hacerlo, pero cuando el dolor es más fuerte, y tus sentimientos como MUJER comienzan a desaparecer, es cuando una piensa: ¿Y para qué sigo con él?, ¿Qué virtudes rescato?.
Fue difícil lograr que se fuera definitivamente. Un hombre como él no tolera ser desterrado y desplazado de "su" territorio, que hacía muchos años que había dejado de pertenecerle".
Esta es la historia de Betty, una de las tantas mujeres maltratadas, que logra continuar con su vida, y liberarse del monstruo que la atormentaba.
Betty no es su nombre real, pero por cuestiones de privacidad, no revelaremos su ideantidad.
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